El mundo tal cual como lo percibimos hoy en día atraviesa grandes crisis de distinta índole. Existen muchas personas a lo largo y ancho del mundo que están pasando por grandes problemas, como la escasez, hambruna y pobreza. Todo eso, sumado a una situación económica mundial mejorable, ha traído como consecuencia que la sociedad se sumerja en un estado anímico y psicológico realmente malo. La depresión y el temor a una vida llena de decepciones empuja a que una gran cantidad de individuos se sientan atrapados en un callejón sin salida en el cual la desesperación les puede llevar a considerar actos extremos, como vender su alma al diablo y realizar pactos satánicos.
¿Pero es posible hacer pactos satánicos?
Esta idea, si bien parece absurda o poco razonable, es una práctica que según hemos podido constatar se lleva a cabo en algunos países. Pero la pregunta es, ¿realmente se puede hacer un pacto satánico?, quienes creen que sí dicen que este pacto con el mal es un acuerdo que se hace con la intención incongruente de conseguir bienestar por medio de dicho acuerdo. La naturaleza de este tipo de pactos contiene muchos riesgo, entre los que resalta el hecho de que pactar con el señor de las tinieblas solo se podrá llevarse acabo si le ofreces tu alma a cambio.
Así mismo, a lo largo de la historia, se encuentran historias que describen la realización de estos actos. Por ejemplo, en el siglo VI, un clérigo llamado Teófilo el Penitente, según algunos textos se dice que él mismo pudo haber firmado un pacto satánico con su propia sangre. Con la intención de conseguirlo tuvo que renunciar a todas sus creencias cristianas para que por medio de dicho contrato él mismo alcanzara su sueño de ser obispo. Otro pacto que cuenta con gran trascendencia fue el realizado por el padre Urbain Grandier a comienzos del siglo XVII, justo cuando la caza de brujas se encontraba en su mayor auge, aunque expertos en la materia dicen que todo fue obra de una manipulación elaborada por la inquisición.
Otros casos reconcibles
La historia ha dejado muestras deotros pactos satánicos. Por ejemplo, el de Johannes Gutenberg, que en el siglo XV escribió varios libros, uno tras otro sin parar. En cada página empleaba la misma letra sin la necesidad de contratar escribas. La única explicación que se le pudo encontrar es que había pactado con el diablo, y que había sido este quien redactó todos los textos en una sola noche.
Aunque es cierto que la existencia del diablo no se ha podido demostrar como tal, hay cosas que se escapan de la comprensión lógica. Podemos constatar, por lo tanto, que los pactos con el Diablo existen, pero también hay que decir que son extremadamente peligrosos. Porque cuando nos beneficiamos de un favor de esta criatura lo que estamos haciendo es perder nuestra alma, el bien espiritual más preciado que tenemos y que siempre debemos respetar. Si le vendemos el alma a Satán, una vez fallezcamos no tendremos un destino nada agradable, puesto que el Diablo tendrá planes para nosotros.
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