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El Tarot Thoth de Aleister Crowley

El tarot de Crowley destaca por su peculiaridad, mostrando un estilo radical con respecto a otras barajas que conocemos. Tiene una cierta semejanza con el mazo de Rider Waite, en el hecho de que cada carta pretende representar la esencia de la misma. Acércate a esta creación enigmática de Aleister Crowley, que la hizo posible la artista y egiptóloga Frieda Harris.

El Tarot Thoth de Aleister Crowley

El mundo oculto de Crowley

Aleister Crowley fue un polémico mago que siempre supo moverse por los círculos más influyentes de la sociedad. Pero, aunque conocemos una pequeña parte de su vida, mucho permanece hoy oculto a nosotros, ya que sabía guardar mucha discreción con respecto a sus oscuras prácticas.

De Crowley sabemos que comenzó a practicar magia blanca y llegó a formar parte del colectivo Amanecer Dorado, el cual solo aceptaba a gente con cierta influencia política y económica.

Durante esa época se conoce su deseo por crear el llamado tarot de Crowley, al que atribuiría un simbolismo completamente personalizado y explicado en el famoso Libro de Thoth. Pero esto nunca lo habría conseguido sin la mano artística de la conocida Lady Frieda Harris, amante, al igual que él, del ocultismo, además de ser experta en el arte y cultura egipcios. Ante todo destaca su preparación artística, tan importante para la creación de esta baraja tan especial.

No sería una tarea sencilla, ya que a Frieda Harris le llevaría crearla un periodo de cuatro años. Se deduce que se tuvo que alargar la finalización de sus diseños al tocarle vivir la Segunda Guerra Mundial.

En vida de ambos nunca se llegó a publicar el Libro de Thoth, donde se explicaba a detalle el sentido de este enigmático tarot. Aleister Crowley murió en 1947, mucho antes que Frieda (en 1962). A partir del año 1977 el libro vería la luz, gracias a las fotografías tomadas por parte de Grady McMurty, en 1969.

Aleister Crowley ganó mala fama dentro del Amanecer Dorado, teniendo que dejar el grupo y acercándose a otro, de índole internacional, en donde se hizo eco de sus prácticas de magia negra. Bajo la perspectiva de una élite mundial, que manejaba la política y el poder a gran escala, Crowley fue bien acogido.

La nueva simbología en la baraja de Crowley

Como te dijimos anteriormente, el tarot de Crowley es muy peculiar por buscar una interpretación más estrecha a través de la representación gráfica de sus cartas. Aunque no abandona el sentido del tarot más tradicional, como el de Marsella, decide darle un sentido más personalizado, en función a su experiencia en el mundo de la astrología y la magia.

La forma propia de entender el tarot hace crear una nueva numeración y un nuevo sentido en la presentación de determinadas figuras. Así como los reyes de los diferentes palos pueden indicar movimiento, Crowley prefirió que estos aparecieran subidos en caballos, alejándolos del trono en los que comúnmente los encontramos.

En el caso del resto de los arcanos menores, se aleja de las escenas que podemos observar en el mazo Waite-Smith, para rodearlos de toda la simbología que contienen. Un ejemplo de esto lo encontramos en el dos de bastos, donde no faltan Marte y el signo de Aries, signo zodiacal y planeta a los que pertenece esta carta. Para el tarotista que comience en este arte predictivo puede ser una gran ayuda encontrarse con estos símbolos, que le harán apreciar mejor el sentido de la carta.

Otros cambios relevantes que encuentras en este tarot están, por ejemplo, en la carta de Aeon. En sí es una obra de arte muy alejada de las cartas que conocemos. Sobresale el intenso color y la influencia que poseía Lady Frieda Harris de Egipto. Por primera vez destacan las curvas por encima de las líneas rectas.

Con respecto a los arcanos mayores, decidió renombrar a algunos, otorgándoles una nueva numerología en la que identificar mejor su simbología, en función al sentido que le dio a las cartas. Para ponerte algunos ejemplos, a La Sacerdotisa la denominó Alta Sacerdotisa; a La Justicia renombró Ajuste, renumerándola con el valor 8. La Templanza para él era el Arte, la Fuerza debía llamarse Lujuria, llevando el valor 11. El Mundo será El Universo.

Habría que estudiar con más profundidad su entorno y contacto con las magias que practicaba, blanca y negra, para comprender el sentido de algunas de estas cartas. De todas formas, aunque muchos amantes del tarot no han terminado convencidos para usar esta baraja, muchos reconocen su valor artístico, aunque señalan que no se presta para leerse de manera reversible.

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